Un club clandestino en dónde cualquiera podía ir. Por fuera no había letrero. Sólo tocabas el timbre, te abría un señor y entrabas en una casa porfiriana de dos pisos con muebles antiguos. Cada uno podía poner música con la tornamesa y con una buena selección de viniles.
Una sucursal de Artículo 123, ubicada en la esquina la más soleada de la colonia Juárez. Una cafetería de barrio en dónde se come sentado en la barra o en la terraza. Los muebles en madera clara dan una sensación de nido. Es como ir a casa de alguien.
Es un espacio que reúne comida, tienda y galería. Esto en una casa ubicada al número 123 de la calle Artículo 123 en el Centro de la Ciudad de México. El reto es ofrecer un buen entorno, tener buena oferta y mezclar actividades y culturas en un lugar en pleno desarrollo.